Cuando Sara tenía tres años, comenzó a ponerse enferma.
Cada vez estaba más débil, hasta que un día no pudo caminar.
Su madre, la llevaba todos los meses al médico pero las enfermeras
no sabían qué le ocurría, ni a ella ni a las decenas de otros niños y niñas de Tibiri, al sur de Níger, que padecían los mismos síntomas.
El Departamento de Recursos Hidráulicos realizó distintas pruebas
en el abastecimiento de agua. Descubrieron que los residentes de
Tibiri habían estado bebiendo agua con concentraciones de fluoruro
cuatro veces mayores que el nivel considerado como seguro por la
Organización Mundial de la Salud.
La madre de Sara estaba más aliviada ya que por fin había resuelto el misterio.
Los grupos locales trabajaron con rapidez y, con ayuda de una ONG, pudieron ofrecer una alternativa y mejorar las fuentes de agua.
Por aquel entonces Sara ya tenía nueve años y había sufrido graves lesiones en las piernas.Su educación también había sufrido, debido a sus problemas de salud, Sara nunca pudo ir a la escuela. Su madre estaba preocupada ante su futuro pero entonces varias organizaciones de donantes se unieron para establecer el Centro Infantil de Tibiri. El Centro proporciona atención de la salud y clases especiales para ayudar a los niños y las niñas que no han podido asistir a la escuela.
Después de esperar dos años, Sara y otros diez niños y niñas fueron sometidos a una operación quirúrgica para corregir sus problemas. Ahora ellos
camina bien y acuden todos los días al Centro Infantil. Está matriculada en una
clase de alfabetización y aprende a coser, bordar y tejer.
Nota: Después de leer esta hitoria, ¿te imaginas una vida como la de Sara? Día a día, en nuestra casa, colegio, parque... mal gastamos el agua pensando que es un recurso sin importancia y que además, nunca se va a terminar. Seguro que a partir de ahora, cuando utilices el agua, la historia de Sara te vendrá a la cabeza.
Cada vez estaba más débil, hasta que un día no pudo caminar.
Su madre, la llevaba todos los meses al médico pero las enfermeras
no sabían qué le ocurría, ni a ella ni a las decenas de otros niños y niñas de Tibiri, al sur de Níger, que padecían los mismos síntomas.
El Departamento de Recursos Hidráulicos realizó distintas pruebas
en el abastecimiento de agua. Descubrieron que los residentes de
Tibiri habían estado bebiendo agua con concentraciones de fluoruro
cuatro veces mayores que el nivel considerado como seguro por la
Organización Mundial de la Salud.
La madre de Sara estaba más aliviada ya que por fin había resuelto el misterio.
Los grupos locales trabajaron con rapidez y, con ayuda de una ONG, pudieron ofrecer una alternativa y mejorar las fuentes de agua.
Por aquel entonces Sara ya tenía nueve años y había sufrido graves lesiones en las piernas.Su educación también había sufrido, debido a sus problemas de salud, Sara nunca pudo ir a la escuela. Su madre estaba preocupada ante su futuro pero entonces varias organizaciones de donantes se unieron para establecer el Centro Infantil de Tibiri. El Centro proporciona atención de la salud y clases especiales para ayudar a los niños y las niñas que no han podido asistir a la escuela.
Después de esperar dos años, Sara y otros diez niños y niñas fueron sometidos a una operación quirúrgica para corregir sus problemas. Ahora ellos
camina bien y acuden todos los días al Centro Infantil. Está matriculada en una
clase de alfabetización y aprende a coser, bordar y tejer.
Nota: Después de leer esta hitoria, ¿te imaginas una vida como la de Sara? Día a día, en nuestra casa, colegio, parque... mal gastamos el agua pensando que es un recurso sin importancia y que además, nunca se va a terminar. Seguro que a partir de ahora, cuando utilices el agua, la historia de Sara te vendrá a la cabeza.
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