Hace un año llegó a santander un niño de Etiopía y ahora es uno de mis mejores amigos.
Cuando llegó mi amigo, me dio mucha pena porque él nos contó que no tenian agua en casa, que tenia que ir a buscarla muy lejos con dos calderos y sólo tenía 5 años.
También le vimos los pies, lo dedos no tienen uñas, pues no tenía zapatos y tampoco un pediatra que se los curara.
Ahora él esta muy contento aquí, pues ya tiene todo los que los niños de Santander tenemos: Va al colegio ahora y tiene muchos amigos, tiene zapatos, médico y lo mejor de todo es verle comer, le gusta todo todo, hasta las verduras y tarda muy poco en comer siempre nos gana a todos.
Ahora mi amigo es feliz, y le gustaría que todos los niños de Etiopía pudieran estar como él.
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