lunes, 3 de enero de 2011

Cuento de Pablo Saiz González

El otro día después de conseguir la colección de cromos de la liga, tenía ganas de hacer otra más del Código Lioko. Mi madre me dijo:-Pablo ahora no, pero a mi me daba igual yo quería seguir comprando cromos, así que el martes cuando vino mi abuela a buscarme al colegio la pedí un sobre de cromos.

Al abrirle me di cuenta que era exactamente la misma que ya tenía, cambiaba alguna cosa pero los cromos eran los mismos que los de la colección anterior.

Cuando mi madre vino a buscarme se dio cuenta enseguida y se enfado mucho conmigo y me dijo que me iba a demostrar que con lo que yo y mi abuela habiamos gastado a lo tonto, un niño que no tiene nada, puede comer.

Yo no me lo creía porque solo vale 60 céntimos.

Cuando salimos del colegio me llevo a por una barra de pan, la cual partimos por la mitad ,fuimos a comprar una loncha de jamón york e hizo un bocadillo,demostrandome que un niño de esos que yo no conozco pero que si ella me dice que hay yo la creo, puede un día comer, me sentí mal y creo que mi abuela y yo lo hicimos muy mal porque todos los niños del mundo deberían de tener todos los días comida.

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